Editorial

La vida es treméndamente frágil, esto ha quedado patente en el primer mundo; pero resulta que en el resto del mundo esto lo sabían hasta los niños que empiezan a caminar.

Ha sucedido aquello que ya habían profetizado infinitos novelistas, poetas, cantautores y guionistas; ya no importa el motivo.

Como científica diría que la fragilidad hace crecer exponencialmente el valor de las cosas, por ese motivo y tras el impacto, vemos las cosas de distinta manera y nos toca renacer y, como cristianos, renacer en Él y vivir con Esperanza.

¿Cómo? Pues empieza por meterte en el lago más helado, vete al desierto más abrasador, echa las redes donde no hay pescado, adéntrate en la tormenta, habla con la samaritana, toca al leproso, busca el alma noble entre los recaudadores, sal de tu tierra y ve a los lugares más peligrosos, camina por sendas oscuras, acércate a las personas más despreciables, denuncia las injusticias aunque te pueda costar la vida.

Pero a la vez contempla los lugares más maravillosos, túmbate en el sol de primavera, prueba las cosas más ricas, rodéate de tus amigos y celebra con ellos. Porque así es la VIDA con la mirada de Jesús.

“Renace en ÉL, actúa con nueva mirada”.

ECO

(Equipo de COmunicación)

 

Comunidad Promesa

Según tu promesa

“Acógeme Señor según tu promesa y viviré; que no quede frustrada mi esperanza” Sal 119, 116

El grupo Promesa nació en torno a la Eucaristía en un tiempo fértil y superabundante dentro de la Parroquia de Guadalupe.  Como un imán, muchos fuimos atraídos y congregados alrededor del altar de la misa de 11:45. Sergio Delmar MSpS desbordaba su experiencia de Dios y la comunicaba a chorros ante una asamblea embriagada y colmada. En una homilía sobre las Bienaventuranzas proclamaba: “El Señor nos dice: ¡Sé feliz, desenfrenadamente feliz!”. Sergio volcaba esa pasión y esas certezas profundas llenando el ambiente de esperanza.

De su mano, fuimos durante muchos años un grupo atípico y original. Heterogéneos en edad, con situaciones vitales muy diferentes y experiencias en la fe diversas.  Nuestras reuniones de los viernes eran de alto voltaje, un compartir sincero, abierto y comprometido. Y un aprendizaje constante. Primero de todo, el acto de apapachar.  Formábamos parte del área parroquial de las Obras de la Cruz y bajo el buen auspicio de Concha crecíamos en sabiduría, en estatura y en gracia de Dios.

Cuando las Obras de la Cruz desaparecieron del organigrama parroquial, fuimos durante un tiempo como los irreductibles galos: negándonos a entrar con calzador en modelos parroquiales rígidos en los que no nos sentíamos representados.  Pese a nuestra aparente anarquía fuimos el primer y único grupo de la parroquia en admitir a toda persona que se acercara buscando a Dios. Nuestro catalizador, Fernando Artigas MSpS, que nos debía querer mucho, pensaba que la sanación para muchas personas pasaba por formar parte de Promesa. “Bendito sea el Señor que ha dado el descanso a su pueblo Israel, según todas sus promesas; no ha fallado ni una sola de las palabras de bondad que prometió por medio de Moisés su siervo” 1 Re 8, 56. Con todo, nunca nos hemos replegado dentro de nuestros límites comunitarios. Hemos sido agentes de la Pastoral Infantil, ministros de la Liturgia, animadores del CPM, miembros del Consejo Parroquial, de Dignidad y Solidaridad y agentes de la Pastoral Bautismal.

Han pasado 30 años desde aquel comienzo bendecido. Juntos lo hemos vivido todo y, en ese juntos, el nombre de Fernando Artigas MSpS tiene una especial resonancia. Desde el nacimiento a la muerte, nos ha acompañado, como sacerdote, amigo y hermano haciendo de ello una celebración. Su vocación de servicio es el de una madre que se extralimita derramándose por sus criaturas. Una madre que baila rock & roll como nadie y tiene el repertorio de chistes más amplio que se pueda imaginar.

Nuestro lema es “ora et devora” y define bien nuestra esencia. Caminamos hacia Dios orando y ocupándonos de lo concreto. Somos un grupo acogedor y disfrutón. No somos los mismos que empezamos. En el camino, unos han partido y también hemos sido bendecidos con nuevas incorporaciones.  En este tiempo hemos vivido una experiencia de Iglesia: la presencia del Espíritu con los que enferman, marchan lejos a México, Holanda, Australia, Galicia… a un convento o traspasando el velo; allí donde la vocación o la vida nos hayan llevado. Hemos comprobado cómo la distancia se convierte en cercanía y hemos podido disfrutar de la luz de cada uno, reflejo del amor con el que el Señor nos cuida.

En nuestro camino nos ha movido la sed de la cierva en busca de corrientes de agua. En el año 1991 un primer grupo de los más jóvenes desembarcaron en Taizé. El impacto de un templo hecho con lonas y ladrillos a modo de candelabros, iconos orientales, el aroma inconfundible de la campiña francesa y las voces de miles de jóvenes alabando a Dios estremecieron profundamente a esta delegación del grupo Promesa. La reciente caída del muro de Berlín y el encuentro con jóvenes del Este, alrededor de la presencia inconfundiblemente bondadosa del hermano Roger, marcaron un antes y un después en nuestro grupo. Más tarde, fueron acudiendo a Taizé “los mayores” del grupo, que no eran sino jóvenes de treinta y pocos años con sus niños pequeños. Orar con los cantos de Taizé es para nosotros, hasta el día de hoy, una de las formas más bellas de silenciar el ruido interior y abrirnos a la contemplación de Dios.

Años más tarde, el grupo Promesa conoció otra realidad eclesial llena de vitalidad: la de los monjes y monjas cistercienses.  De ellos hemos aprendido a amar la Liturgia de las Horas, el canto de los salmos, la “lectio divina” y la rumia de la Palabra en los paseos por el claustro. Como escuchamos de una monja:

“Un monasterio es un agujero negro, que por su fuerza poderosa, momento a momento, nos va atrayendo hacia su centro. El centro de la vida monástica es Cristo y el ir descubriendo y viviendo sus misterios, nos atrae inexorablemente hacia Él”.

La vida del grupo también se ha ramificado en diversos pueblos rurales del norte de Burgos junto al sacerdote Mario “a secas”. Él, con su carisma hecho de fuego del Espíritu Santo, movilizó durante muchos años a un nutrido número de miembros de Promesa, quienes asistían las necesidades litúrgicas de las aldeas vecinas durante la Semana Santa. Todos ellos, con sus niños pequeños, contribuyeron a dar vida a las celebraciones y maravillosamente, los vecinos siempre aceptaron con naturalidad la presencia de mujeres detrás del altar, oficiando la liturgia de la palabra. Los tiempos con Mario fueron y siguen siendo “kairós”, ocasiones para el encuentro con el Dios más inesperado. Un refuerzo para la esperanza.

Hoy por hoy, cada viernes en el salón parroquial sentimos que volvemos a casa. En ese espacio somos queridos solo porque sí y nos sentimos sostenidos en los momentos dulces y agridulces de la vida. Con Jesús, siempre con Él, la oración vertebra nuestra reunión y nuestra vida. En cada salida al campo, en cada excursión juntos, en cada conversación y, sobre todo, de nuevo entorno al altar de la Eucaristía, reconocemos que Dios ha sido fiel a su promesa. Y seguimos bendiciendo y agradeciendo lo que esté por llegar, felices de tenernos los unos a los otros, abiertos a la esperanza, a la sorpresa y al futuro que construimos en el día a día.

 

Agustina y Manolo M. Isa María y Miguel Ángel
Asun Luisa y Alberto David y Marta
Maite y Manolo P Ana y  Juan Carlos Fernando
Leire y Eduardo    

 

oNGd DyS

Empecemos por el principio, ¿cómo y por qué nace Dignidad y Solidaridad?

Dignidad y Solidaridad nació en el 2004, a partir de una iniciativa del grupo de Acción Social (GAS) de la Parroquia de Ntra. Sra. De Guadalupe de Madrid, con el objetivo de luchar contra la pobreza, mediante el impulso de la igualdad efectiva de oportunidades, en los países en vías de desarrollo.

Dignidad y Solidaridad se encarga de financiar proyectos externos. ¿Con qué tipos de proyectos trabajáis y porqué el apoyo de DyS es importante?

Para cumplir con el objetivo de nuestra ONGd, apoyamos proyectos que trabajen activamente en el campo de la cooperación para el desarrollo y la solidaridad internacional:

  • Proyectos que surgen de iniciativas locales cuyo fin sea el desarrollo sostenible a medio y largo plazo, potenciando los recursos autóctonos y que actúan contra las causas estructurales de la pobreza.
  • Dando respuesta a situaciones de emergencia o catástrofes.
  • Fomentando los valores de justicia y solidaridad mediante la sensibilización y la educación para el desarrollo.

Son proyectos en general pequeños, están muy focalizados y en muchos casos necesitan cantidades de dinero modestas. Tienen complicado acceder a ayudas porque habitualmente sus presupuestos están por debajo de los mínimos que se asignan desde las grandes entidades.

Seguimos los siguientes criterios para apoyarlos:

  • Promover proyectos colectivos, que generen el bien común.
  • Dar preferencia a proyectos que surjan de la iniciativa local, dando respuesta a una necesidad sentida por los propios beneficiarios y con participación de la comunidad en su ejecución.
  • Impulsar proyectos de desarrollo y no meramente asistenciales (salvo emergencias)
  • ONGds que puedan crecer por sí mismas y sean sostenibles en el tiempo. Apoyamos iniciativas que tienen una fecha de inicio y fin, como obras, equipamiento, compras de material, formaciones para el desarrollo, etc.

Tenemos una estrecha relación con los proyectos. Ya desde el comienzo de la relación, queremos que tengan un “padrino” directamente relacionado e involucrado con nuestra parroquia, y como os podéis imaginar, tenemos varios proyectos que han surgido allá donde son destinados nuestros MSpS.

Pero no queremos simplemente enviarles el dinero. Nuestro objetivo es crear una vinculación con ellos para poder llegar a conocer la situación de las comunidades en las que se encuentran y apoyarles en el desarrollo del proyecto para que pueden seguir creciendo.  En este sentido los miembros de la Junta nos encargamos cada uno de mantener ese contacto y hacer el seguimiento de varios proyectos con los contactos españoles y/o locales.

Normalmente hacéis un seguimiento de los proyectos. ¿Nos podéis contar cómo se han desarrollado este año especial esos proyectos?

Este curso ha sido muy especial por la COVID-19. El confinamiento entre marzo y mayo ha frenado el desarrollo de algunos proyectos y otros ni siquiera se han podido iniciar, pues las emergencias eran mucho más críticas: atender las necesidades de las familias, especialmente en lo relativo a alimentación. Afortunadamente muchas de estas obras sí se han podido avanzar una vez pasada la primera ola de la pandemia.

Los equipos españoles de las ONGds no han podido desplazarse a seguir impulsando y coordinando sus proyectos; las restricciones de movilidad han impedido el desplazamiento de voluntarios, que dedican parte de sus vacaciones a apoyarlas y que son un pilar importante para desarrollar las actividades previstas dentro de los proyectos.

Los proyectos educativos que cuentan con recursos locales fuertes han intentado mantener el contacto y seguimiento educativo con los chavales, se han reinventado sobre la marcha con muchas limitaciones de conectividad. Y los proyectos de infraestructuras que apoyábamos han tenido desigual evolución… algunos pudieron terminarse, otros quedarán seguramente para el año que viene.

Aparte de los proyectos en sí, y basándonos en el seguimiento que realizáis con las ONGds, ¿cuál ha sido el impacto de la pandemia en los países y colectivos con los que trabajáis?

No se habla mucho del impacto de la pandemia en África, bien porque no se comunican los datos o porque el impacto ha sido bajo. No es la primera enfermedad global que han sufrido y seguro que la población es mucho más fuerte que la de los países más desarrollados. Además, los gobiernos decretaron el confinamiento prácticamente a la vez que en Europa, lo que podría haber sido también la causa de una expansión aparentemente más contenida.

En cualquier caso, el impacto de la COVID-19 ha generado dos problemas diferentes.

Por un lado, el sanitario: en muchas de las comunidades con las que trabajamos no existe agua corriente en las casas, casas que normalmente son habitadas por familias numerosas. Esto hace que una de las primeras premisas ante la COVID-19, la higiene, sea muy difícil de conseguir. Además, estas comunidades no tienen acceso a información, por lo que muchas ONGd se han centrado en ayudar a divulgar   y concienciar cómo prevenir un contagio.

Pero lo que más preocupa es el impacto económico en las familias. Son países donde la economía es principalmente una economía de subsistencia. Una familia vive de lo que ha ganado el día anterior: si no pueden salir a trabajar no tienen medios para comprar comida. Desde algunas ONGds nos han transmitido mucha más preocupación por morir de hambre que por morir de la COVID-19.

¿Cómo conseguís los fondos para poder realizar las financiaciones? Por entender mejor cómo funciona DyS, de esos fondos, ¿qué porcentaje se dedica a la gestión interna?

Los proyectos que apoya DyS son financiados fundamentalmente por las aportaciones regulares de los socios y la colecta anual de enero en nuestra Parroquia. Además, contamos a final de cada año con alguna donación maravillosa, que nos permite completar las necesidades de los proyectos. No tenemos un gran presupuesto anual, pero permite hacer muchas cosas grandes, gracias a la generosidad de todas las personas que apoyan económicamente, y gracias al trabajo de los equipos de las ONGds que apoyamos desde DyS se consigue multiplicar el valor del dinero que aportamos en sus proyectos. No os imagináis lo que se puede hacer con muy poquito dinero….

Podéis estar seguros que prácticamente todos los fondos van íntegros a los proyectos. Los miembros de la Junta de DyS trabajamos de forma voluntaria, y los únicos gastos que tenemos son los de las transferencias a los proyectos, fotocopias para los formularios de inscripción y en algún material para darnos a conocer entre los allegados a nuestra querida Parroquia.

¿Habéis tenido impacto con las cuotas de los socios o en las donaciones?

Desde hace ya un par de años hemos notado claramente la bajada del presupuesto disponible para apoyar proyectos. No tanto en la parte de las cuotas de socios, que en su gran mayoría las han mantenido o incluso subido, y que las altas van compensando a las bajas, aunque nos gustaría tener muchas más altas, pero sí hemos sufrido una reducción considerable en las donaciones, que hasta hace 2 años suponían un empujón muy fuerte de fondos para la asignación a proyectos, y en la colecta anual.

Entendemos las circunstancias económicas en España y el impacto de la pandemia en muchas economías domésticas, pero las necesidades en los países en vías de desarrollo en Sudamérica, África y Asia siguen ahí y se incrementan por las mismas razones, lo cual nos deja en una situación muy complicada, con mucha demanda y una oferta cada año más limitada.

Si alguien quiere colaborar con un donativo o hacerse socio de DyS, ¿qué tiene que hacer?

Para hacerse socio el proceso es muy sencillo: en la web de la parroquia hay un enlace con un formulario. Simplemente tienes que rellenar los datos personales, definir el valor de la cuota y la frecuencia (mensual, trimestral, …) y enviar el formulario a la secretaría de la parroquia.

Las aportaciones puntuales se gestionan mediante donativos, por transferencia o Bizum (00142), indicando que es un donativo destinado a la ONGd Dignidad y Solidaridad. Y directamente en la colecta especial de DyS que se realiza todos los años en las misas de domingo de la Parroquia (la próxima será el 17 de enero de 2021). Recordamos que todas las cantidades desgravan en la declaración de la renta.

Dignidad y Solidaridad es un proyecto que nace desde la propia Guadalupe. ¿Qué mensaje te gustaría hacer llegar al resto de la comunidad?

Que cualquier ayuda, por pequeña que sea, es bienvenida.

“Mucha gente pequeña, haciendo cosas pequeñas,
puede cambiar el mundo”

dys@parroquiadeguadalupe.com

Es la ONGd de la parroquia: colabora, participa, hazte socio.

 

Cómo vivimos el Encuentro parroquial

¡Hola! Nos presentamos: somos Fernando y Covi. Desde que nos casamos, hace ya unos cuantos años, nuestra vida cristiana siempre ha estado muy cerca de Guadalupe. Aquí hemos bautizado a nuestros tres hijos, han hecho la comunión dos, se ha casado una hija y se han bautizado nuestros cuatro nietos…

Hace 4 años empezamos la Formación Básica de la Pastoral de Adultos, gracias a la cual hemos podido profundizar mucho más en nuestra Fe y en el seguimiento de Jesús y estamos muy avanzados e ilusionados en la constitución de nuestra Comunidad.

En primer lugar quisiéramos agradecer de corazón a los “Mispis” (Misioneros del Espíritu Santo) el enorme esfuerzo de preparación y organización de este encuentro, así como a todo el equipo que lo hizo posible.

Gracias por la cálida sensación de sentirnos en casa, en total sintonía, con la sensación de pertenencia a una Comunidad de comunidades que busca seguir a Jesús y el Reino de Dios en la tierra.

La “guía para la reflexión” fue el soporte para el encuentro. Esta guía contiene un material muy rico y tiene mucha enjundia ya que su vocación es la de servirnos para todo el curso. Es una invitación a profundizar en el lema parroquial de este año “Renace en Él, actúa con nueva mirada”. Para ello ofrece 5 líneas de trabajo, basándose en los 5 sentidos: Olfato, Tacto, Gusto, Oído y Vista.

Previo al Encuentro nosotros no tuvimos mucho tiempo de prepararlo, pero sí leímos los 5 temas y elegimos y reflexionamos sobre el Oído.

Como no estamos muy familiarizados con estas nuevas herramientas de internet y, aunque encontramos fácilmente la pizarra virtual-padlet, nos faltó la soltura de poder interactuar con ella durante el Encuentro, pero ¡estamos en ello!

El Encuentro comenzó con unas informaciones e indicaciones técnicas por parte de los organizadores, un vídeo y, a continuación, Fernando Artigas MSpS, nuestro párroco, hizo una introducción y reflexión cercana y profunda sobre el Encuentro animándonos a ahondar en el tema, en la reunión y a lo largo de todo el curso.

Aunque las reuniones por “Zoom” no tienen la cercanía y espontaneidad de las presenciales, la tecnología facilitó mucho el trabajo, ya que estábamos conectados 68 ordenadores, muchos de ellos con dos personas, como era nuestro caso y funcionó de maravilla: de repente, como por arte de magia, sin necesidad de traslados a diversas salas, nos dividieron aleatoriamente en grupos virtuales de 6 pantallas (unas 10 personas) haciendo muy fácil la comunicación.

Como no nos conocíamos todos, empezamos por presentarnos y, con gran alegría, descubrimos que la mayoría pertenecíamos a comunidades, unas más asentadas y otras, como la nuestra, a punto de constituirse, pero todos respirábamos el mismo “espíritu de Guadalupe”, por lo que fue muy fácil el compartir nuestras reflexiones.

Recogemos aquí algunas aportaciones del grupo sobre el OÍDO:

Somos conscientes que necesitamos aprender, en primer lugar, a escuchar nuestra voz interior que, en definitiva, es escuchar a Dios que nos habita. Practicar la escucha evitando las distracciones y ruidos estériles y conectar en silencio con Jesús con oído atento para lograr que irradie su Palabra a través nuestro.

Y la otra cara de la moneda, la escucha al otro, para lo que tendremos siempre en cuenta la máxima de “trata a los demás como te gustaría que te trataran a ti”:

  • Sé generoso en la escucha y dedícale el tiempo necesario en cada caso.
  • Sonríe, que tu cara muestre tu buena disposición.
  • Sé honesto, íntegro, profundo, mostrando verdadero interés hacia el otro.
  • Practica la escucha agradecida, tolerante y sin prejuicios que valora al otro… le hace sentirse comprendido y le sube la autoestima.

Reflexionamos también sobre otros sentidos así como nuestra actitud ante ellos. Salimos fortalecidos e ilusionados con el trabajo que nos queda por hacer.

¡Finalizamos el encuentro con un brindis virtual entre todos los conectados!

Os animamos a entrar  en el enlace https://padlet.com/rprez95/encuentroparroquial donde podréis ver todas las aportaciones, así como a trabajar los temas de los 5 sentidos, en privado o en grupo. Os aseguramos que os ayudará mucho a seguir el lema de este año: “RENACE EN ÉL, ACTÚA CON NUEVA MIRADA”.

Hecho con Padlet

V Aniversario de Laudato Si’: hacia una Ecología Integral

Este año —terrible año 2020— se ha cumplido el quinto aniversario de la encíclica del Papa Francisco Laudato Si’, que se publicó en mayo de 2015. En aquella encíclica, el Papa llamaba la atención del mundo hacia el estado cada vez más precario del planeta, nos invitaba a reflexionar sobre cómo estamos construyendo el futuro de éste y nos animaba a cuidar el medioambiente, a vivir más plenamente como seres humanos y a proteger y preservar la creación de Dios, nuestra casa común.

Sin querer caer en catastrofismos, es evidente que los graves problemas medioambientales que Francisco recogía en su encíclica —contaminación, cambio climático, agotamiento de los recursos naturales, pérdida de biodiversidad, degradación ambiental en general— no solo no se han resuelto, sino que se han ido agravando ante la falta de respuesta o la debilidad de la reacción política internacional y, lo que es más terrible, han ido generando una mayor desigualdad planetaria e injusticia social cada vez.

El hecho de que el quinto aniversario de la encíclica coincida con un momento tan crítico, como es el de una pandemia mundial, hace que el mensaje profético de la Laudato Si’ sea aún más significativo. Cinco años más tarde, la encíclica parece más pertinente y se torna más actual que nunca. La crisis de la COVID-19 ha manifestado claramente la profunda interconexión que existe entre todos los países de la Tierra y los habitantes de nuestro mundo.

Hoy es más urgente que nunca la creación del nuevo paradigma de un mundo más solidario, fraterno, pacífico y sostenible. Esta crisis es una oportunidad única para transformar la destrucción que nos rodea en una nueva forma de vivir. Hay que caminar con paso firme y decidido hacia una “ecología integral”, que tenga en cuenta todos los factores de la crisis mundial y permita construir un mundo basado en una relación más armoniosa con la naturaleza, nuestra casa común.

Y tal como Francisco nos recuerda, “todos podemos colaborar como instrumentos de Dios para el cuidado de la creación, cada uno desde su cultura, su experiencia, sus iniciativas y sus capacidades” (LS, 14).

El Papa, en el quinto aniversario de la publicación de su encíclica social y ecológica, anunció un Año Laudato si’ —hasta mayo de 2021— en el que dedicar un poco de tiempo a “redescubrir la serena armonía con la creación”; luego invitó a “reflexionar sobre nuestro estilo de vida y nuestros ideales”; finalmente, el Papa pidió “contemplar al Creador, que vive entre nosotros y en lo que nos rodea.”