La Pastoral de Adultos la formamos unas 30 comunidades, que compartimos la búsqueda e inquietud de descubrir a Jesús como respuesta, y sobre todo, las ganas y la ilusión de vivir plenamente lo que es ser cristiano del siglo XXI. Es un espacio de acogida, encuentro, acompañamiento y corresponsabilidad, en el que vivimos de una manera alegre y celebrativa nuestra fe.
Es parte central del proyecto pastoral de la Parroquia de Guadalupe el vivir nuestra fe comunitariamente, no como un fin en sí mismo, sino como un medio privilegiado para hacer vida el proyecto de Dios, fundamentado en la invitación evangélica a vivir el seguimiento de Jesús desde el misterio de la fraternidad, que nos descubre a todos y todas como hijos e hijas de un mismo Padre.
El «talante comunitario» se vive a través de un proceso, conlleva una opción personal e implica un tiempo de formación. En consecuencia, todo proceso pastoral en nuestra parroquia, incluyendo todos los procesos de iniciación de las diferentes áreas, se construye desde tres dimensiones fundamentales de la vida cristiana en comunidad:
«Compartir y celebrar la fe»
significa vivir juntos la contemplación y la experiencia de Dios como Padre, de ser enviados por el Espíritu y del seguimiento de Jesús. Esta experiencia de fe se genera, crece y se celebra en comunidad, hace surgir una espiritualidad, transforma la propia vida e impulsa a relacionarse de una manera nueva con los demás y con las cosas.
La comunidad tiene como ambiente habitual el de la oración, la cual es fuente de experiencias y de aprendizaje, lugar donde se fomenta el diálogo y se favorecen la reflexión y la modificación de actitudes de vida.
«Compartir y celebrar la vida»
significa vivir con los otros como hermanos, construyendo relaciones interpersonales auténticas y evangélicas, afrontando sanamente los conflictos, creando un nuevo estilo de convivencia y comunión, de discernimiento sobre la propia vida y la de los otros, de reconciliación, de aceptación, de potenciación del otro, de alegría y de amor fraterno, al estilo de Jesús, en los diferentes ámbitos en los que nos movemos.
«Compartir y celebrar el compromiso»
significa que, como comunidades, somos convocados por Jesús para seguir construyendo el Reino en nuestro mundo, y, por lo tanto, queremos asumir la tarea de transformar nuestra realidad a todos los niveles que nos sea posible, anunciando el Evangelio y luchando en favor de la vida y de la liberación de los demás, especialmente de los más necesitados. Esta dinámica misionera nace, crece, se cuida y se discierne desde la vivencia comunitaria.
Desde todo lo anterior, entendemos que todas las personas que vivimos en la parroquia este talante o sentir comunitario ya formamos comunidad, con independencia del nombre que adoptemos; comunidades que en los procesos pastorales de las áreas, se van construyendo en el transcurso de la formación básica, van descubriendo sus carismas, definiendo sus concreciones, celebrando sus pasos y opciones, revisando su caminar y continuando en un proceso permanente de formación y vivencia comunitaria. Creemos que esta pluralidad en las comunidades es algo que nos enriquece y nos hace crecer como personas y como Iglesia «pueblo de Dios».
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Si tienes inquietudes, si quisieras desarrollar esa parte interior que tienes olvidada, si deseas profundizar un poco más en tu fe, si te encuentras en un momento de tu vida que te llama a buscar un cambio o si crees que no has encontrado aún tu sitio, a lo mejor te interesa probar la propuesta que te hacemos en la Formación Básica de la Pastoral de Adultos.
O, si prefieres, puedes contactar con nuestro Servicio de Acogida llamando al teléfono de la parroquia.
Si buscas temas que ya se hayan trabajado en alguna comunidad a lo largo de los últimos años, nos han cedido algunos. Pincha aquí para descargarlos.