Despedida con mucho cariño

El pasado día 21 de febrero, Fernando, nuestro párroco, anunciaba la disolución del coro de misa de 11 como tal grupo coral. Sí. El coro Ibermex / José María Peña, el que animaba con sus voces las eucaristías dominicales de las 11, se deshace. Seguirán prestando su servicio a la asamblea, pero de forma individual y con su entusiasmo de siempre por los cantos litúrgicos.

Ya veo la cara de José María, nuestro Dire, oyendo cantar a “sus chicos del coro” esos “horripilantes” cantos populares. Él, que era un enamorado de la música polifónica. Tenía un oído y un gusto especiales. Y mucho tesón.

Al oír el aviso de la disolución del coro a más de uno se le humedecieron los ojos. La película de la vida del coro y de sus distintos componentes pasa por delante de nuestras retinas. Todos los momentos vividos en este grupo y con esta gran familia. Una intensa vida.

Recuerdo la acogida a los nuevos y las mil y una celebraciones: funerales, muchos –de miembros del coro, de familiares, de allegados a nuestra asamblea de misa de once…-. Y bodas, de plata, de oro; 25º aniversario del Coro Ibermex, fundado por el P. Pancho en 1966, y tantas otras…

Pasan por mi memoria rostros y voces. Muchos… ¿Cuántas personas habrán pasado por el grupo en estos años?

Evoco también nuestras convivencias de fin de curso; celebraciones de Santa Cecilia; mini retiros en el salón parroquial. Y ¿cómo no recordar cómo terminaban siempre nuestras cenas o comidas: compartiendo croquetas, tortillas, pudings, asados, filetes empanados, guacamole, tartas, arroz con leche… y vino, ¡que no falte el vino! Y los cantos, poemas y risas de colofón.

No olvido los ensayos, de 9 a 11 de la noche y, posteriormente, de 10 a 12 de la mañana… ¡con el frío que hace en esa cripta! Y los bancos, duros…

Y vienen a mi memoria los festivales de villancicos en Navidad; Algunas salidas: a la Residencia de Sacerdotes San Pedro, a San Francisco el Grande, a la Magistral de Alcalá de Henares, a Lillo (Toledo)…

Hubo también momentos duros y difíciles. Varias veces estuvo el coro a punto de deshacerse, pero, con muy buena voluntad y ánimo, y ayuda de arriba…  siempre salió a flote.

Y ahora, un maldito virus, una pandemia demasiado larga y costosa de remontar, unida a la edad y frágil salud de muchos de nuestros cantores, han venido a cerrar un ciclo grande de servicio en la parroquia.

Es Ley de Vida. Hay que ir cerrando etapas. Y abriendo nuevos horizontes para todos,  más serenos, menos estresantes.

Seguro que desde allá arriba, Inmaculada, nuestra Madre Superiora, estará preparando alguna de sus populares coplillas en las que resumía con su ingenio el curso o el evento que fuera. Aquellas estrofas mal rimadas y a duras penas encajadas con la música del “Carrasclás” o “Clavelitos”, pero que nos hacían pasar un rato estupendo.

¡¡Muchas gracias a todos los cantores por vuestro servicio a la asamblea de misa de 11!! ¡¡¡Muchas gracias por permitirnos formar parte de la vida de ese gran grupo formado por Coro, Liturgia, cónyuges y simpatizantes!!!

Laura Ramos