8M. Día de la mujer 2020

Un día de domingo por la tarde nos reunimos como comunidad para alzar nuestras voces, las de todas y todos los que somos conscientes de que aún queda mucho camino por recorrer para que nosotras ocupemos el lugar que merecemos en esta historia donde definitivamente somos protagonistas.

Alzamos nuestras voces y fuimos presencia en una manifestación en la que había muchas proclamas, de las cuales tal vez no nos sentíamos con todas tan identificadas, pero sí alzamos nuestras voces: por las mujeres que no están a causa de la violencia machista, por las que no tienen posibilidades ni siquiera de hablar por ser acalladas por el poder machista.

Por todas las oportunidades que se nos niegan y por tanta falta de reconocimiento, por las ilusiones destrozadas y por la impotencia de tanta injusticia.

Allí fuimos todas y todos, con una humilde pancarta con la consigna de Francisco de “ Iglesia en salida” y que proclamaba la “ Igualdad Real” entre nosotras y nosotros, seguidoras y seguidores de Jesús de Nazareth, enamoradas y enamorados de su mensaje liberador para cualquier clase de postración e injusticia con el prójimo, con la próxima.

Ese día, alzamos nuestras voces como representantes de una Comunidad Parroquial que quiere ser coherente con los ideales del Maestro.

Fue muy inspirador ver cómo reaccionaba la gente y se nos acercaban a darnos la enhorabuena por estar allí haciendo visible lo que muchas cristianas y cristianos sienten en las raíces mismas de la fe, que la igualdad sea real.

Una experiencia que seguramente nos unirá el año próximo con la esperanza de no ser sólo observadoras, sino parte del cambio.