
Vivimos en un tiempo en el sobran las divisiones. Hoy más que nunca, necesitamos encontrarnos en lo que nos une. El Reino se acerca cuando dejamos de levantar muros y decidimos construir y tender puentes.
La verdadera grandeza no está en imponer, sino en construir juntos; no está en levantar muros, sino en abrir caminos donde antes había fronteras. Cada puente que levantamos es una oportunidad de encuentro, de diálogo, de confianza y de futuro compartido. Construir un puente es creer que al otro lado siempre hay alguien con quien podemos caminar y trabajar para lograr un mañana mejor. Por eso este lema resuena con tanta fuerza y tanta verdad: “Construyamos puentes, aquí están mis manos”. Porque solo cuando nos atrevemos a dar la mano, nos convertimos en una verdadera comunidad capaz de transformar el mundo.
Nuestro lema de este curso tiene mucha fuerza simbólica en dos niveles:
CONSTRUYAMOS PUENTES:Los puentes representan la conexión entre personas, comunidades, culturas e incluso ideas.
Invitan a superar barreras y divisiones. Un puente es confianza, es diálogo, es esperanza de que, al otro lado, siempre habrá alguien dispuesto a caminar con nosotros.
Construyamos puentes nos habla de colaboración y trabajo conjunto en ese deseo de unir lo que está separado.
AQUÍ ESTÁN MIS MANOS:
Las manos son símbolo de acción, servicio y disponibilidad, Expresan cercanía y apertura: ‘cuento contigo y puedes contar conmigo’. Aquí están mis manos implica una disposición personal para trabajar en esa construcción.
Nuestro lema completo es una llamada colectiva a todos y todas: Construyamos puentes, que se complementa con la entrega y respuesta personal: Aquí están mis manos.
Es un lema que transmite unidad, solidaridad y compromiso activo, reforzando la idea de que cada uno aportamos desde lo que somos para construir algo más grande juntos.
Es un lema que dice con sencillez y fuerza: Estoy dispuesto a unirme a ti, con mis manos para construir vínculos, superar diferencias y juntos crear algo grande.
Es un lema nos recuerda que Dios nos llama a ser constructores de esperanza y unidad. Es una invitación a no quedarnos en la comodidad, sino a ofrecer la mano, a dar el primer paso y dejar que el amor de Dios pase a través de nosotros.
Hoy ponemos nuestras manos en las de Dios y en las de lo demás, para que juntos construyamos puentes y hagamos de nuestra parroquia un lugar de encuentro, de fraternidad y de esperanza.
