¡Tenemos una llamada! ¿Aceptas?

Vivimos en un tiempo en el sobran las divisiones. Hoy más que nunca, necesitamos encontrarnos en lo que nos une. El Reino se acerca cuando dejamos de levantar muros y decidimos construir y tender puentes.

La verdadera grandeza no está en imponer, sino en construir juntos; no está en levantar muros, sino en abrir caminos donde antes había fronteras. Cada puente que levantamos es una oportunidad de encuentro, de diálogo, de confianza y de futuro compartido. Construir un puente es creer que al otro lado siempre hay alguien con quien podemos caminar y trabajar para lograr un mañana mejor. Por eso este lema resuena con tanta fuerza y tanta verdad: “Construyamos puentes, aquí están mis manos”. Porque solo cuando nos atrevemos a dar la mano, nos convertimos en una verdadera comunidad capaz de transformar el mundo.

Nuestro lema de este curso tiene mucha fuerza simbólica en dos niveles:

CONSTRUYAMOS PUENTES:Los puentes representan la conexión entre personas, comunidades, culturas e incluso ideas.

Invitan a superar barreras y divisiones. Un puente es confianza, es diálogo, es esperanza de que, al otro lado, siempre habrá alguien dispuesto a caminar con nosotros.

Construyamos puentes nos habla de colaboración y trabajo conjunto en ese deseo de unir lo que está separado.

AQUÍ ESTÁN MIS MANOS:

Las manos son símbolo de acción, servicio y disponibilidad, Expresan cercanía y apertura: ‘cuento contigo y puedes contar conmigo’. Aquí están mis manos implica una disposición personal para trabajar en esa construcción.

Nuestro lema completo es una llamada colectiva a todos y todas: Construyamos puentes, que se complementa con la entrega y respuesta personal: Aquí están mis manos.

Es un lema que transmite unidad, solidaridad y compromiso activo, reforzando la idea de que cada uno aportamos desde lo que somos para construir algo más grande juntos.

Es un lema que dice con sencillez y fuerza: Estoy dispuesto a unirme a ti, con mis manos para construir vínculos, superar diferencias y juntos crear algo grande.

Es un lema nos recuerda que Dios nos llama a ser constructores de esperanza y unidad. Es una invitación a no quedarnos en la comodidad, sino a ofrecer la mano, a dar el primer paso y dejar que el amor de Dios pase a través de nosotros.

Hoy ponemos nuestras manos en las de Dios y en las de lo demás, para que juntos construyamos puentes y hagamos de nuestra parroquia un lugar de encuentro, de fraternidad y de esperanza.

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