Encuentros con personas sin hogar

Personas sin Hogar
Personas sin Hogar

Aquella tarde salimos con paraguas porque amenazaba lluvia.

Nos saludamos con la alegría de vernos de nuevo y de poder salir al encuentro de nuestros amigos.
Recogemos las neveras, recipientes, cucharas y servilletas en el armario de siempre y también cogemos una manta y un par de zapatos del 41 que nos habían pedido en la última salida.
María y Paloma se han encargado de llevar caldo caliente, pues es lo que más agradecen en las tardes de invierno.

Llegamos al restaurante colaborador y el encargado nos recibe amablemente invitándonos a pasar a la cocina donde aún humea una enorme olla con lentejas. Huele estupendamente. Con un cucharón, Raquel y yo vamos llenando los recipientes con el generoso guiso. Mientras, en la barra, Juan y Manuela repasan la última crónica, para ver cómo podemos organizar la salida sin olvidarnos de nada importante. Salimos en dos coches. Unos harán la ruta Norte (Chamartín, Pio XII, Sagrados Corazones, Alberto Alcocer) y otros recorreremos la ruta Sur (Pradillo, Prosperidad, Avda de América).

En el soportal del banco abandonado encontramos, como siempre, a Pietro, escondido entre los cartones que delimitan su habitáculo. Paramos en doble fila para ver si realmente está allí y nos acercamos … “Buenas noches… Pietro, ¿estás ahí?» “ El bulto se remueve y el hombre se incorpora, saliendo a medias del saco en el que está embutido, para recibirnos. “Sí, estaba cansado y me había dormido. Llevo un día de perros. Hace unos días me cogió una gripe que me trae de cabeza. Además, la policía ha llegado por aquí y me amenaza con llevarse todo, un día de éstos…. Si me quedo sin colchón y sin mantas no se qué haré, con este frío…”

“Vaya… Entonces no estás muy bien, no…. ¡No vayas a coger frío! Te traemos la cena, Pietro. ¿Te apetecen unas ricas lentejas? … ¿Y algo de caldo?” “Si, claro, me vendrá fenomenal algo caliente”.
Después de beber el caldo con avidez, nos pone al día de la entrevista con la trabajadora Social, las visitas de SAMUR y las citas médicas. Nos cuenta también que se ha enterado de que a un amigo suyo lo han llevado a la cárcel, por asunto de drogas. Le escuchamos con atención y seguimos charlando un buen rato con él. La despedida es entrañable: “Que Dios os bendiga, muchas gracias” “Buenas noches, Pietro, que pases una buena noche”.

Personas sin Hogar
Personas sin Hogar

En la puerta del comercio donde habitualmente recibe las limosnas o alimentos que le dan los clientes al salir, está esperándonos Martina. Tan joven, tan amable y tan guapa como siempre. Se alegra al vernos. Nos recibe dos raciones de cena, que guarda en su carrito, y nos cuenta que está preocupada por su hijo, porque necesita ir al dentista y no sabe si podrá hacerse cargo del gasto. Sigue buscando trabajo, pero no encuentra nada y cada mes es más difícil pagar el alquiler. Paloma le informa de una ONG que ayuda a madres solas con hijos y de alguna oferta de trabajo donde se puede presentar… Nos despedimos deseándole suerte.

Un poco más adelante buscamos a nuestros amigos, que suelen charlar amistosamente con otras personas, normalmente todo hombres, en un banco de la plaza. Allí están. Reconocemos a uno de ellos que nos saluda con la mirada. Nos acercamos. A duras penas entendemos a Jero, que habla dificultosamente…. está bastante perjudicado. A su lado dormita John. En el suelo, un cartón de vino. Manuel, latinoamericano, y Pablo, español, conversan animadamente en el mismo banco sobre la subida de los precios y las próximas elecciones. Bromeamos sobre algunos asuntos de actualidad y sobre la incompetencia de los políticos. Se atreven a elucubrar sobre el partido al que votaremos… pero no consiguen averiguar la verdad… eso nada importa en este momento. Jero y John dormirán en la plaza, en el mejor de los casos. Manuel lo hará en un portal de una calle aledaña y Pablo nos dice que esta noche dormirá en una habitación compartida… mañana… ¡Dios dirá!
Nos agradecen la cena y el caldo… pero sobre todo… el encuentro, la conversación, la escucha, la ausencia de juicios…

Así continúa la noche en las calles de nuestra ciudad.
Entre bromas, palabras y silencios, noticias, a veces buenas y otras no tanto… discurren los encuentros con esas personas que a menudo son invisibles, olvidadas, ninguneadas, esquivadas o juzgadas por vivir en la calle. Duermen muy cerca de nosotros, en nuestro barrio, quizá en nuestra calle, pero sin el calor de un hogar, el resguardo de un buen techo o la esperanza de un buen desayuno, una ducha reparadora y una jornada de trabajo remunerado.

Sus miradas nos estremecen. Sus palabras nos cuestionan. Sus historias nos conmueven. Su agradecimiento nos devuelve la cara de un Dios encarnado, desnudo, sufriente.

Esta es la experiencia que nos ofrece, cada viernes, el voluntariado ENCUENTROS CON PERSONAS SIN HOGAR de la Parroquia. Si quieres participar, pregunta en la Parroquia o ponte en contacto con nosotros en epsh-voluntarios@parroquiadeguadalupe.com.

PD Todos los nombres son inventados para salvaguardar la identidad de los voluntarios y de las personas reales que habitan en nuestras calles.

Macu
Comunidad La Vid.
Voluntariado EPSH