La PJV en la Peregrinación Europea de Jóvenes

Este verano, la PJV se unió a la Peregrinación Europea de Jóvenes (PEJ). Dos de nuestros jóvenes comparten su testimonio:

 

3 de agosto de 2022, 14:00 h. Novecientos jóvenes de la diócesis de Madrid entramos cantando en la Plaza del Obradoiro “Esta es la juventud del Papa”. Poco después, con doce mil jóvenes venidos de toda Europa volvíamos a corear esas palabras en la inauguración de la PEJ.

Peregrinación Europea de Jóvenes

Llegar hasta Santiago no fue fácil: cansancio, dolor, fatiga, falta de sueño y dificultades. Nos contaba D. Jesús Vidal, el obispo que nos acompañó durante la peregrinación, que el Camino de Santiago es como nuestra vida y que obviamente íbamos a encontrar dificultades en él, pero también buenos momentos y, sobre todo, encontraríamos personas maravillosas.

Si tuviera que destacar tres cosas de esta experiencia, la primera serían ellas, esas  personas que el Señor te iba poniendo en el camino a lo largo del día: unas  te daban una lección de vida, un testimonio; otras te provocaban una sonrisa en momentos difíciles, te escuchaban o simplemente te daban un abrazo; otras, te ayudaban cuando lo necesitabas. Sentías que caminabas con Jesús al lado, podías ver su rostro en todas aquellos caminantes. 

En segundo lugar, destacaría  los momentos de reflexión, silencio, diálogo, escucha, oración, y perdón. Tuvimos la gran suerte no sólo de poder atender a charlas y testimonios que a más de uno nos emocionaron hasta las lágrimas, sino también de poder darle una y otra vuelta a esas preguntas y frases que iban surgiendo y ponerlas en manos del Señor. Ahora me viene a la mente con especial cariño el momento en que entré  en la catedral y me puse de rodillas delante del Santo y le dije: “Aquí estoy, a tus pies, un ser insignificante, que te pide ayuda y perdón”. Fue especialmente intenso el momento en que ofrecí el viaje por familiares y amigos, por mí mismo y por intenciones personales.

También fueron muchos los momentos de ocio, de alegría, de risa y de diversión que compartimos. Y lo más importante fue sentir que en todo lo que hacíamos estaba Cristo. Esa es otra de las enseñanzas del camino: hagamos lo que hagamos, siempre por y para Él. 

Por último, quisiera destacar que este encuentro europeo de jóvenes nos hizo desear con ilusión que llegue pronto el encuentro que se celebrará el próximo verano en Lisboa. El enviado del Papa no se despidió con un simple: “Hasta siempre”, sino que nos emplazó así: “Nos vemos en Lisboa el año que viene”. Y no hemos tardado en cambiar el nombre del grupo de WhatsApp: de Camino a Camino a Lisboa. Ante nosotros tenemos otra oportunidad de hacer realidad lo que dijo San Juan Pablo II: “Vosotros sois la esperanza de la iglesia y del mundo”.   

Juan Almodóvar

 

PJV en Santiago con la Virgen de GuadalupeEl pasado verano hice parte del Camino de Santiago con motivo de la Peregrinación Europea de Jóvenes (PEJ). Para mí, como creo que para muchos, fue un camino físico, lleno de kilómetros por delante, de cansancio y de dificultades; y al mismo tiempo un camino espiritual que empezó tras escuchar cómo nos enviaba “al camino” Don Carlos Osoro, arzobispo de Madrid. 

Ambos caminos confluían a diario: kilómetros de caminar con muchos momentos de reflexión, silencio y oración. Kilómetros de contemplar la naturaleza y de observar a otros jóvenes en mi misma situación: andando, contemplando en silencio la naturaleza, reflexionando, orando, meditando. Una hora de silencio al día y una vez terminada, conversaciones con quienes iban caminando junto a nosotros. Nos organizaron en centurias y eso nos permitió conocer a mucha gente. Fue una experiencia estupenda observar la diversidad que ofrece la iglesia, todos diferentes unidos en la misma fe compartida y celebrada.

A medida que pasaban los días nos reuníamos en el camino de Santiago más y más jóvenes peregrinos. Y junto a los momentos de oración y reflexión recuerdo también tantos y tantos momentos lúdicos y divertidos que compartimos. Uno de los momentos más increíbles, y desde luego para mí inolvidable, fue la llegada a la catedral, llena de jóvenes llegados de todos los rincones de España y Portugal. ¡Qué sensación de felicidad! Ya en Santiago, participamos en talleres, celebraciones, y actividades lúdicas: por ejemplo, un concierto multitudinario en que todos los jóvenes cantamos canciones cristianas. Fue un momento muy especial e intenso. Otro momento que recuerdo con emoción fue cuando Josué celebró una eucaristía para todos los jóvenes de nuestra parroquia, de Nuestra Señora de Guadalupe. Una eucaristía más íntima que agradecí y disfruté mucho. Y si disfruté esa eucaristía más recogida, ¡qué decir de la última eucaristía en la que participamos todos los jóvenes que habíamos llegado a Santiago, eucaristía celebrada en el Monte del Gozo por todos los sacerdotes y obispos que también habían participado en la PEJ!Peregrinos de la PJV descansando.

En el autobús de vuelta se alternaban en mí los deseos de dormir en mi cama y la gratitud por todo lo vivido, por la experiencia y por todas las personas con las que había compartido esa experiencia, sobre todo, los jóvenes que, como yo, salimos de la parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe. 

Fernando González Domínguez