Editorial

Finalizamos el curso que ha ido dejando atrás los miedos paralizantes y las excepcionalidades. ¡Hasta volvemos a vernos las caras sin mascarillas en nuestras eucaristías! Y hemos transitado por  él animados por el lema “Cuidamos y disfrutamos desde el Espíritu”. 

Hemos “disfrutado” de nuestros encuentros, de nuestras eucaristías; pero el virus no ha desaparecido y parece que algo hemos aprendido: nos preocupamos de lavarnos las manos a menudo y bien (los que tenemos agua corriente que sale de un grifo), nos ponemos las mascarillas cuando corresponde (si tenemos tiendas donde comprarlas y tienen existencias), y vamos al médico al primer síntoma (cuando hay un centro de salud que nos atienda). Todo eso sin olvidar que ya vamos, casi todos, por la tercera dosis de vacuna. Nos hemos “cuidado”.

Pero entretanto nos “morimos” de calor cuando no corresponde (nueva ola que supera las de los últimos 40 años),  y usamos sin límite el aire acondicionado que nos refresca a nosotros aunque es poco eficiente y “recalienta” el mundo (incluido el de los “frescos”) hasta que encontremos formas más respetuosas con el medio ambiente.  Todo ello nos mete en un círculo vicioso. Y esto es solo un ejemplo. Quizá nos falta mucho para saber cuidar nuestra querida tierra y disfrutar de ella desde el Espíritu. 

Nuestro lema saliente está inspirado en la encíclica del papa Francisco, Laudato Si, en la que también se resalta que ante “el desafío urgente de proteger nuestra casa común (cf. LS. 13) lamentablemente, muchos esfuerzos para buscar soluciones concretas a la crisis ambiental suelen ser frustrados, no sólo por el rechazo de los poderosos, sino también por la falta de interés de los demás. Las actitudes que obstruyen los caminos de solución, aun entre los creyentes, van de la negación del problema a la indiferencia (…)” (cf. LS. 14).

El Espíritu sopla, y hace sólo unas semanas lo acogimos de nuevo;  sin embargo, … ¿Nos dejamos transformar, y dejamos de tener miedo ante una realidad que se nos muestra tan difícil de cambiar?

Apaga el aire acondicionado cuando sea posible, abre la ventana al Espíritu siempre, y ¡Feliz verano!

ECO

(Equipo de COmunicación)