Acerca del vi Capítulo de la Provincia de México

Entiendo que el objetivo de este Capítulo Provincial era apuntar caminos para seguir construyendo con esperanza la vida y la misión en nuestra Provincia acogiendo las mociones recibidas en el XVII Capítulo General. Para acometer esta tarea nos reunimos en Valle de Bravo veintitrés MSpS durante dos semanas y contamos con la presencia de seis laicos durante algunos días. Comparto con todos vosotros  tres impresiones personales de esta experiencia.

En primer lugar, me alegra y emociona la capacidad de generar ideas y reflexiones que logramos cuando entretejemos nuestras diferencias y liderazgos, cuando los compartimos y los integramos para el bien mayor. En muchas ocasiones tenía la sensación de que el Capítulo era como una gran conversación donde las distintas voces y perspectivas, en un juego continuo de conexiones, encuentros y provocaciones, iban alumbrando algo nuevo. Como sucede en una buena conversación, en el intercambio de conocimientos, intuiciones, propuestas, discrepancias, matices y síntesis, poco a poco nos dábamos cuenta de algunas claves que daban sentido al conjunto y nos ayudaban a repensarlo. Hacia el final del Capítulo me parecía tener una radiografía actualizada de nuestra situación provincial. Y, a pesar de las graves preocupaciones y apuros que el realismo nos impone, creo que todos terminamos esperanzados ante el camino que tenemos por delante. Me parece que eso es signo del Buen Espíritu.

En segundo lugar, y fruto de las reflexiones capitulares, enfoco con una nueva perspectiva nuestra vida religiosa. Ésta, cada vez más, es una interacción de sujetos autónomos, permeados por la cultura de nuestra sociedad individualizada. En esa interacción negociamos nuestros modos personales de asumir la identidad carismática y la pertenencia común. Que esa interrelación sea evangélica o no, es otra cosa, es innegable que existe, y en ella se juega todos los días nuestra consagración, comunión y misión.