Diez días en la chorrera

Guadalupanos por el mundo

Son muchos los «Guadalupanos» que están repartidos por el mundo y queremos saber de ellos: Mispis, jóvenes estudiantes o que han tenido que salir a buscar su trabajo, familias con vocación misionera…
Iniciamos con estos dos artículos una serie que nos va a llevar por el planeta a conocer lo que hacen y viven y como el espíritu de Guadalupe les acompaña.
Por un lado Alfonso, en su nuevo destino de La Chorrera (Panamá) y, por otro lado, Jorge, Paz y demás familia en su viaje por Guastatoya, Guatemala, nos comparten y acercan esas otras realidades.
¿Conoces algún otro «Guadalupano» fuera de casa?
Pídele que nos escriba.

10 días en La Chorrera

Un cariñoso saludo. Ya diez días por aquí… qué rápido pasa el tiempo. Como ya he tenido ocasión de comentar por otros medios, he llegado bien. Hace un calor húmedo constante y de vez en cuando caen buenos chaparrones. Ya hemos empezado a caminar como comunidad nueva (de 4, 2 somos «nuevos») y afrontamos la tarea con entusiasmo.

La gente es también cálida. Parece que existe una cierta tendencia cultural al caos, pero tendré que ir viendo si es una sola impresión o me tengo que sumar a ello (jeje). De momento soy «el padre nuevo».

La parroquia abarca dos corregimientos: Guadalupe y El Coco. Una extensión bastante grande del municipio en la que viven aproximadamente 65.000 personas en 40 kilómetros cuadrados. Ha sido y está siendo lugar de llegada de gentes del interior que vienen a buscarse la vida a la ciudad de Panamá. El modelo de parroquia que han vivido hasta ahora ha sido puramente sacramental. En 21 años de existencia han habido 11 párrocos.. Por tanto hay mucho que hacer, por no decir todo.

En general hay muy poca formación religiosa y no están acostumbrados a los procesos pastorales.

Nuestra casa está a 10 minutos andando de la parroquia. Es alquilada. Salón comedor, cocina, tres habitaciones y un baño (por la mañana hacemos fila…) . La capilla es lo que antes era el cuarto de lavadora, a un costado de la casa.

Tiene porche y jardín (como todas las casas aquí). Por dentro está pintada de verde pistacho. Yo diría que no le vendría nada mal una mano de pintura.

Estos días, muy de toma de contacto: misas, visita de las capillas de la parroquia, reuniones para conocer las áreas pastorales, etc. Tuvimos día y medio de paseo comunitario, al Valle de Antón y al Parque nacional de Altos de Campaña. Están situados a mayor altitud y, por lo tanto, se disfruta del fresco. Lo bueno es que están muy cerca de La Chorrera. Impresiona ver el mar Pacífico y tanto verde.

Del reparto de tareas me corresponde:

Dar seguimiento a las capillas de La Herradura, Llano largo y Naos. Son barrios grandes. Naos es

la parte más pobre de la parroquia, en la que se da el narcotráfico, bandas, pobreza y suicidios…

De las áreas pastorales: Pastoral familiar (catequesis de primera comunión: se da a los padres para que ellos se la den a los hijos), Prebautismal (ahora hay una charla antes del bautismo) Hay como 8 bautizos al mes, Liturgia, la Legión de María, la Cofradía del Sagrado Corazón de Jesús y arrancar la Pastoral Social. A ver cómo nos va…. Todos los viernes estaré en la parroquia de guardia.

En la comunidad soy secretario, jardinero y ostento el cargo honorífico de vicesuperior.

Algunas curiosidades:

«Cuarer», un cuarto de dólar, 25 centavos de Balboa. Los billetes son US Dólares, pero los precios los ponen en Balboas. Todos los precios en la tienda van sin impuestos, que te los calculan en la caja. Si no retiras el tíquet de caja te pueden multar.

La ciudad que colinda con La Chorrera se llama Arraiján, que viene de «At right hand» pero conviene no recordárselo.

El país está lleno de «Malls», gigantescos centros comerciales.

Está metido de lleno en una explosión inmobiliaria sin precedentes. Me hace recordar nuestra burbuja inmobiliaria. Hay muchísimo trabajo en la construcción, el campo se va vaciando, los sueldos en torno a los 500-600 USD.

A la gente les gusta lo folclórico, entendido como grandes acontecimientos, desfiles,, los uniformes…

La ciudad de Panamá no queda lejos, pero sólo hay dos puentes para llegar y el atasco es considerable. La gente sale de casa a las 4:30 para llegar a trabajar a la ciudad. Llegan a sus casas como a las 19:00. Está previsto construir un metro, pero va para largo.

No es nada infrecuente que en las casas se ponga la música a todo volumen, tipo reggae ton. Ahora me despierta el canto de los gallos y los pájaros.

Cuando llueve hay que hacer silencio. Los techos son de chapa y la lluvia cae con fuerza, de manera que se habla a gritos. no se escucha otra cosa.

No existen los carteros ni los buzones. En general ninguna calle tiene nombre ni las casas número. Para mandar una carta hay que ir a la oficina de Correos. Para recibirla hay que tener un apartado postal e ir a recogerlas.

Besos y abrazos.

Al.

Nota: Puedes seguir a Alfonso en el blog: chorrera.wordpress.com

 

Andadura en Guastatoya

Guadalupanos por el mundo

Son muchos los «Guadalupanos» que están repartidos por el mundo y queremos saber de ellos: Mispis, jóvenes estudiantes o que han tenido que salir a buscar su trabajo, familias con vocación misionera…
Iniciamos con estos dos artículos una serie que nos va a llevar por el planeta a conocer lo que hacen y viven y como el espíritu de Guadalupe les acompaña.
Por un lado Alfonso, en su nuevo destino de La Chorrera (Panamá) y por otro Jorge, Paz y demás familia en su viaje por Guastatoya, Guatemala, nos comparten y acercan esas otras realidades.
¿Conoces algún otro «Guadalupano» fuera de casa?
Pídele que nos escriba.

Andadura en Guastatoya

Crónica de un viaje de familia para encontrar  a los misioneros en su recién fundada comunidad de Guatemala y para abrazar a Balta (… con intenciones ocultas de secuestrarlo para traerlo para España ;-))

Nada más llegar nos hacemos una idea de lo que los misioneros significan ya para  Guastatoya, una ciudad de 20.000 habitantes que es cabecera de una región muy extensa , muy sencilla y muy calurosa en el camino a de la capital hacia el Atlántico. La Parroquia en la plaza del Parque Central junto al Ayuntamiento y la Policía

Aterrizamos un sábado por la tarde y el domingo se celebraba misa mayor:  ¡A las  8 de la “madrugada”! Retransmitida por televisión y con presencia del obispo de Jalapa, Julio Cabrera, gran amigo y promotor de los misioneros del Espíritu Santo. Fue realmente una experiencia extraordinaria con una asamblea que abarrotaba el templo, una celebración participativa  llena de vida y alegría y un obispo cercano y cariñoso con el que pudimos compartir una hora de charla riquísima. En ella pudimos disfrutar de un hombre que habiendo sufrido la violencia más extrema siendo obispo del Quiché sólo transmite PAZ.

En los días siguientes, en la actividad de “seguir al misionero”  pudimos descubrir la labor pastoral que se multiplica en ingentes líneas  de trabajo de formación con adultos, con jóvenes, y con presencia en cada una de las 14 aldeas y varios caseríos que atiende la parroquia. Allí los bautizos, las comuniones y las confirmaciones se cuentan por cientos. El secreto de los misioneros: Su presencia, sus celebraciones, su forma de hacer y estar con la gente y la capacidad de poner en marcha a muchos laicos que coordinan y organizan la actividad parroquial dividida en sectores (¡Gracias Magdaleno, Celso y tantos otros!). De la Eucaristía celebrada en el caserío de La Paz, donde solo pueden acudir una vez al mes porque  se llega tras casi una hora de coche por caminos de tierra y casi otra caminando por el monte os compartimos una foto. Experiencia maravillosa con aquellos que menos tienen pero que  acogen al que viene de fuera compartiendo todo lo que poseen.

Pero en un país así, no es menor su ocupación en la labor social. Su presencia  se extiende en muchos ámbitos para procurar el diálogo entre los distintos actores sociales, la defensa de los más débiles, la educación, etc . Nos gustaría destacar el papel que juegan en el dispensario parroquial que gestionado por las monjas y  dirigido por una monja y mujer excepcional que nos cautivó el corazón (Rita), se ocupa de la gente más pobre. En él,  los misioneros se vuelcan para procurarle ayuda económica y dotarle de medios que permitan una asistencia sanitaria digna (la sanidad pública es casi inexistente). Gracias a la ayuda recibida desde Guadalupe (Dignidad y Solidaridad y otros) han podido comprar recientemente instrumental para electrocardiogramas, analíticas más completas, etc… ¡Mucho por hacer!

No, no nos podemos robar a Balta, porque allí ya son imprescindibles para aquellas gentes que los adoran. Su comunidad de 3, ahora ya 4: El maestro discreto Balta, Sergio enorme de tamaño y aún mayor de corazón, Bernardo vital al que no conocimos y el recién llegado  Nacho.

Sois muy grandes y nos volvemos felices de haber compartido tanto con vosotros. ¡GRACIAS!